Ejercer
la autoridad con sabiduría: Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio,
arzobispo de Buenos Aires en la misa de cierre del Simposio sobre el
pensamiento del padre José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, los días 26 y 27
de agosto de 2004 (desgrabación)
Salomón
pide la gracia de la sabiduría para poder conducir a un pueblo, para poder
hacer madurar todos los tesoros que Dios puso en el corazón de ese pueblo;
hacerlos madurar en el camino. Conducir es eso: hacer que los hombres y las
mujeres que están bajo la autoridad de quien conduce crezcan y den frutos en
abundancia, que no se pierda ninguno, que todos den lo mejor de sí por la
gracia de Dios. Pero en quien conduce hace falta un fino trabajo de orfebrería
que trasciende toda habilidad humana: es la gracia de la sabiduría.
Jesús
habla de lo mismo en la imagen del pastor, pastor que está cuidando. La primera
dimensión de quien conduce, del servicio de la autoridad, es cuidar que no se
pierda nada, cuidar que crezca, cuidar con esa dimensión de paternidad y
maternidad que parece exagerada, pero no lo es. Es la dedicación total a esa
misión de cuidar.
Además
de cuidar, también debe conocer para indicarle a cada uno lo que Dios quiere a
través del diálogo y la oración por el don de la sabiduría. Ayudar a que cada
uno de los que están debajo de la autoridad, encuentre lo que Dios quiere.
En
ese sentido, el servicio de la autoridad es fundamentalmente mediador, cuidador
y guiador; no intermediario. El mediador se desgasta en favor de quienes media;
el intermediario medra sacando un poco de cada lado.
El
servicio de autoridad supone esa actitud de mediar, que es desgastante; mediar ante Dios y aquella persona a quien
debe conducir a Dios.
Ésta
vigilancia cuidadosa del servicio de la autoridad, esta mediación desgastante,
nos marca esa tercera dimensión de la autoridad que Jesús dice con todas las
letras en el Evangelio: dar la vida. La dimensión martirial de toda autoridad:
“Que El crezca y que yo disminuya”, ese es el lema de todo conductor. Si no, no
es un conductor religioso, no es un hombre o una mujer que hace crecer, no es
un hombre o una mujer que cuida, no es hombre o mujer de mediación. Esa
dimensión martirial: “Que El crezca y uno disminuya”, y dar la vida de a
poquito, gota a gota, para que los demás crezcan. Ese es el servicio de la
autoridad que Dios propone, totalmente distinto al que propone el mundo.
En
el Evangelio no se habla del tema del poder. Jesús se burla de los que oprimen
a los súbditos. Que entre ustedes no sea así, que el mayor sea el que sirve y
que ese servicio sea cuidar, mediar, desgastarse y morir para que el otro
crezca.
Que
el Señor nos haga entender esto: que la autoridad va por allí, que tiene que ir
por el camino sencillo, humilde y con estas tres dimensiones. No hay hombre y
mujer que lo pueda hacer por sí mismo. Es por lo que pedimos la gracia de la
sabiduría para que todos aquellos a quienes se nos confía el servicio de la
autoridad, podamos hacerlo como el Señor lo quiere en el Evangelio: cuidando,
vigilando en la mediación y desgastándonos en la dimensión martirial.
Cardenal
Jorge Mario Bergoglio S.J., arzobispo de Buenos Aires
Luego,
en grupos, reflexionamos:
SERVICIO
– DIALOGO – APERTURA – MEDIACION CON DIOS – LA GRACIA DE LA SABIDURIA – APORTAR
LO MEJOR DE SÍ EN SU CONDUCCION DESDE EL LUGAR QUE OCUPEN.
Para
finalizar el momento, con un gran abrazo comunitario, le dijimos a Jesús:
Oración
Jesús, Maestro y Amigo.
Jesús,
Maestro y Amigo
Hoy
es un nuevo día que me regalas para cumplir
la
misión que me has encomendado, de ser Maestro
como
Tu lo has sido
Tu
no enseñaste teoría, sino vida porque tus
Palabras,
estaban cargadas de Amor y paz
Por
tus manos pasaron diferentes clases de mentes,
que
poco a poco fuiste transformando, sembrando
en
ellas la semilla de tu Evangelio la cual
defendieron
con su propia vida
Dame
responsabilidad para preparar mis clases a
conciencia,
sabiendo que más que contenidos,
quiero
enseñar vida
Dame
sabiduría para aprender a leer el corazón y la
sentimientos,
para lograr llegar a ellos y regalarles
una
buena dosis de esperanza y paz
Dame
sensibilidad para comprender sus luchas,
los
conflictos que enfrentan día a día para brindarles
mi
apoyo y así no caer en el error de ser una
máquina
que imprime conocimientos sin
sentimientos
o tal vez no pagar con ellos mis malos
Quiero
ser su fabricante de sueños aquel que los
motive
a hacer realidad todo lo que anhelan
alcanzar
No
quiero enseñar por enseñar. no quiero ser
maestro
porque no hay más en lo que pueda trabajar
No
quiero hacer de mi salón de clases, una fábrica
de
monstruos educadísimos, con mentes brillantes y
sin
corazón
No
quiero despertar en ellos temor, solo quiero que
confíen
en mí y me abran su corazón
Haz
que no olvide que cada uno de ellos es barro
blando
que toma forma en mis manos
de
ellos Sé que en los niños y jóvenes que eduque
hoy,
está la esperanza de un mundo mejor
Quiero
impartir una educación capaz de liberar de
romper
las cadenas que les impiden hacer sus sueños realidad..
Quiero
que mis estudiantes aprendan a escribir su
limitaciones,
y así poder multiplicar sus dones, para
dividirlos
entre quienes les rodean
Sé
que no soy el Maestro de Maestros como tu lo
has
sido solo quiero seguir tus pasos, enseñar vida
y
amor
Sé
que cometo errores, que no soy perfecto, por eso
lograr
llevar a todos tu mensaje de liberación
Gracias
por llamarme a seguir esta vocación
Gracias
por pensar en mí para transformar mentes y
corazones,
y lograr hacer de éste, un mundo más
humano
y mejor
Jesús,
Maestro de Maestros, enséñame a ser como Tu AMEN