viernes, 17 de mayo de 2013

Misa Padre Paul



Comenzamos la mañana con un momento de oración animado por la comunidad de Bahía Blanca:
Ejercer la autoridad con sabiduría: Homilía del cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires en la misa de cierre del Simposio sobre el pensamiento del padre José Kentenich, fundador del  Movimiento de Schoenstatt, los días 26 y 27 de agosto de 2004 (desgrabación)


Salomón pide la gracia de la sabiduría para poder conducir a un pueblo, para poder hacer madurar todos los tesoros que Dios puso en el corazón de ese pueblo; hacerlos madurar en el camino. Conducir es eso: hacer que los hombres y las mujeres que están bajo la autoridad de quien conduce crezcan y den frutos en abundancia, que no se pierda ninguno, que todos den lo mejor de sí por la gracia de Dios. Pero en quien conduce hace falta un fino trabajo de orfebrería que trasciende toda habilidad humana: es la gracia de la sabiduría.

Jesús habla de lo mismo en la imagen del pastor, pastor que está cuidando. La primera dimensión de quien conduce, del servicio de la autoridad, es cuidar que no se pierda nada, cuidar que crezca, cuidar con esa dimensión de paternidad y maternidad que parece exagerada, pero no lo es. Es la dedicación total a esa misión de cuidar.

Además de cuidar, también debe conocer para indicarle a cada uno lo que Dios quiere a través del diálogo y la oración por el don de la sabiduría. Ayudar a que cada uno de los que están debajo de la autoridad, encuentre lo que Dios quiere.

En ese sentido, el servicio de la autoridad es fundamentalmente mediador, cuidador y guiador; no intermediario. El mediador se desgasta en favor de quienes media; el intermediario medra sacando un poco de cada lado.

El servicio de autoridad supone esa actitud de mediar, que es desgastante;  mediar ante Dios y aquella persona a quien debe conducir a Dios.

Ésta vigilancia cuidadosa del servicio de la autoridad, esta mediación desgastante, nos marca esa tercera dimensión de la autoridad que Jesús dice con todas las letras en el Evangelio: dar la vida. La dimensión martirial de toda autoridad: “Que El crezca y que yo disminuya”, ese es el lema de todo conductor. Si no, no es un conductor religioso, no es un hombre o una mujer que hace crecer, no es un hombre o una mujer que cuida, no es hombre o mujer de mediación. Esa dimensión martirial: “Que El crezca y uno disminuya”, y dar la vida de a poquito, gota a gota, para que los demás crezcan. Ese es el servicio de la autoridad que Dios propone, totalmente distinto al que propone el mundo.
 
En el Evangelio no se habla del tema del poder. Jesús se burla de los que oprimen a los súbditos. Que entre ustedes no sea así, que el mayor sea el que sirve y que ese servicio sea cuidar, mediar, desgastarse y morir para que el otro crezca.

Que el Señor nos haga entender esto: que la autoridad va por allí, que tiene que ir por el camino sencillo, humilde y con estas tres dimensiones. No hay hombre y mujer que lo pueda hacer por sí mismo. Es por lo que pedimos la gracia de la sabiduría para que todos aquellos a quienes se nos confía el servicio de la autoridad, podamos hacerlo como el Señor lo quiere en el Evangelio: cuidando, vigilando en la mediación y desgastándonos en la dimensión martirial.
Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., arzobispo de Buenos Aires
 
Luego, en grupos, reflexionamos:

SERVICIO – DIALOGO – APERTURA – MEDIACION CON DIOS – LA GRACIA DE LA SABIDURIA – APORTAR LO MEJOR DE SÍ EN SU CONDUCCION DESDE EL LUGAR QUE OCUPEN.

Para finalizar el momento, con un gran abrazo comunitario, le dijimos a Jesús:

 
Oración Jesús, Maestro y Amigo.

Jesús, Maestro y Amigo
Hoy es un nuevo día que me regalas para cumplir
la misión que me has encomendado, de ser Maestro
como Tu lo has sido
 
Tu no enseñaste teoría, sino vida porque tus
Palabras, estaban cargadas de Amor y paz

Por tus manos pasaron diferentes clases de mentes,
que poco a poco fuiste transformando, sembrando
en ellas la semilla de tu Evangelio la cual
defendieron con su propia vida
 
Dame responsabilidad para preparar mis clases a
conciencia, sabiendo que más que contenidos,
quiero enseñar vida


Dame sabiduría para aprender a leer el corazón y la
mente de mis niños, descubrir sus sueños y
sentimientos, para lograr llegar a ellos y regalarles
una buena dosis de esperanza y paz

Dame sensibilidad para comprender sus luchas,
los conflictos que enfrentan día a día para brindarles
mi apoyo y así no caer en el error de ser una
máquina que imprime conocimientos sin
sentimientos o tal vez no pagar con ellos mis malos
momentos

Quiero ser su fabricante de sueños aquel que los
motive a hacer realidad todo lo que anhelan
alcanzar

No quiero enseñar por enseñar. no quiero ser

maestro porque no hay más en lo que pueda trabajar
 
No quiero hacer de mi salón de clases, una fábrica
de monstruos educadísimos, con mentes brillantes y
sin corazón

No quiero despertar en ellos temor, solo quiero que
confíen en mí y me abran su corazón
Haz que no olvide que cada uno de ellos es barro
blando que toma forma en mis manos
Por lo tanto es mi responsabilidad la obra que haga
de ellos Sé que en los niños y jóvenes que eduque
hoy, está la esperanza de un mundo mejor

Quiero impartir una educación capaz de liberar de
romper las cadenas que les impiden hacer sus sueños realidad..

Quiero que mis estudiantes aprendan a escribir su
propia vida a sumar sus bendiciones, a restar las
limitaciones, y así poder multiplicar sus dones, para
dividirlos entre quienes les rodean

Sé que no soy el Maestro de Maestros como tu lo
has sido solo quiero seguir tus pasos, enseñar vida
y amor

Sé que cometo errores, que no soy perfecto, por eso
te pido que me ayudes a ser cada día mejor, para
lograr llevar a todos tu mensaje de liberación

Gracias por llamarme a seguir esta vocación
Gracias por pensar en mí para transformar mentes y
corazones, y lograr hacer de éste, un mundo más
humano y mejor
Jesús, Maestro de Maestros, enséñame a ser como Tu AMEN